¿Por qué los perros comen hierba?

Es común observar a un perro comiendo pasto, y este comportamiento intriga a muchos dueños. Contrariamente a la creencia popular, esto no es necesariamente un signo de malestar digestivo. Son posibles varias explicaciones.
1. Comportamiento natural e instintivo
Los perros descienden de los lobos, que a veces consumían plantas del estómago de sus presas. A pesar de estar domesticados, los perros conservan este instinto de mordisquear plantas.
2. Una necesidad digestiva o malestar gástrico
Algunos perros comen hierba cuando tienen trastornos digestivos leves. La hierba puede ayudarles a purgarse promoviendo el vómito o facilitando los movimientos intestinales. Sin embargo, no todos los perros que comen hierba vomitan después.
3. Una ingesta de fibra
Si la dieta de un perro es baja en fibra, puede recurrir instintivamente a la hierba para complementar sus necesidades y mejorar su tránsito intestinal.
4. Aburrimiento o comportamiento compulsivo
Un perro que carece de estimulación mental o física puede exhibir comportamientos inusuales, como masticar pasto por aburrimiento. Algunos perros incluso desarrollan un hábito compulsivo llamado "pica", que implica comer alimentos no comestibles.
5. Un sabor o textura preferidos
A algunos perros simplemente les gusta el sabor o la textura de la hierba fresca. En este caso lo consumen sin presentar síntomas de problemas digestivos.
6. ¿Debemos preocuparnos?
Comer hierba en pequeñas cantidades generalmente no es peligroso. Sin embargo, debes permanecer alerta si:
- El perro come en exceso y vomita con frecuencia.
- La hierba consumida se trata con pesticidas o herbicidas.
- El perro muestra otros signos de problemas digestivos (diarrea, pérdida de apetito).
7. ¿Cómo evitar este comportamiento?
- Asegúrese de que la dieta del perro sea equilibrada y rica en fibra.
- Asegúrese de que no sufra de aburrimiento proporcionándole juguetes y paseos estimulantes.
- Evite las áreas tratadas con productos químicos para evitar intoxicaciones.
Comer hierba es un comportamiento común y generalmente benigno en los perros. Sin embargo, si esto se vuelve excesivo o está acompañado de otros síntomas, se recomienda una consulta veterinaria para descartar cualquier causa subyacente.