¿Por qué a los gatos no les gusta el agua?

Muchos gatos evitan el agua, pero esta aversión no es universal. Hay varios factores que explican por qué la mayoría de los gatos domésticos prefieren permanecer secos.
1. Un origen evolutivo
Los ancestros de los gatos domésticos vivieron en regiones áridas del Medio Oriente. Por lo tanto, rara vez necesitaban bañarse, a diferencia de otras especies como los tigres, que disfrutan del agua para refrescarse.
2. Una sensación desagradable
El pelaje del gato absorbe agua y tarda en secarse, lo que puede resultar incómodo. A diferencia de los perros, cuyo subpelo suele ser impermeable, los gatos se sienten pesados y fríos cuando están mojados.
3. Una pérdida de control
Los gatos son animales muy ágiles a los que les gusta tener el control de su entorno. Estar sumergidos en el agua les priva de su libertad de movimiento, lo que puede provocarles estrés.
4. Una experiencia negativa
Un gato que ha sido obligado a bañarse en malas condiciones puede asociar el agua con una experiencia desagradable. Si le sorprende un chorro de agua o sufre una caída accidental, desarrollará una desconfianza duradera.
5. Existen excepciones
Algunas razas de gatos, como el Maine Coon, el Bengalí o el Van Turco, disfrutan jugando con el agua e incluso nadando. Estos gatos suelen tener un pelaje más adaptado y un temperamento más curioso frente a los elementos.
6. ¿Cómo acostumbrar a un gato al agua?
Si es necesario un baño (por ejemplo, en caso de mucha suciedad o un problema dermatológico), es posible acostumbrar gradualmente al gato al agua:
- Animándolo a jugar con un chorrito de agua del grifo.
- Mojándole las patas antes de mojarlo por completo.
- Utilizando agua tibia y un champú específico para gatos.
Aunque no les gusta el agua, los gatos son muy limpios y pasan mucho tiempo aseándose. Su bienestar depende del respeto a sus instintos y su comodidad.